Muchas organizaciones utilizan CAG en el tratamiento del agua porque tiene una capacidad de adsorción excepcional. Cuando el agua que contiene metazacloro pasa por un lecho de CAG, las moléculas del herbicida son atraídas por la superficie de carbono, eliminándolas eficazmente del agua. Los sistemas basados en CAG pueden ser eficaces para tratar grandes volúmenes de agua y su funcionamiento es relativamente sencillo.
Sin embargo, el CAG tiene una capacidad limitada para adsorber contaminantes y, con el tiempo, el lecho de carbón se satura. Esto obliga a sustituir y eliminar adecuadamente el carbón usado, lo que puede suponer un reto logístico y aumentar los costes operativos.
Por tanto, como el carbón usado contiene los contaminantes acumulados, requiere una eliminación secundaria, y esto es realmente muy malo para nuestro medio ambiente.
Para más información sobre el coste medioambiental del GAC, consulte este artículo.