Un ejemplo destacado es la industria farmacéutica, que puede beneficiarse de la nueva generación de sistemas de tratamiento de aguas industriales como los de Arvia.
Un problema importante que afecta a toda la medicina es la AMR (resistencia antimicrobiana), en la que medicamentos como los antibióticos pierden su eficacia; esto se está convirtiendo rápidamente en un problema crítico en el tratamiento de varias afecciones. Las razones son bien conocidas; el resultado es que diversos compuestos nocivos pueden acabar en los lixiviados y, con el tiempo, en las aguas subterráneas. Pero lo más importante es que millones de personas en todo el mundo dependen de medicamentos como los antibióticos, lo que significa que hay una demanda constante y que los procesos que los crean no pueden cambiarse de la noche a la mañana.
Un compuesto que hemos eliminado con mucho éxito es el Tritón X-100, un tensioactivo o detergente no iónico utilizado en algunos antibióticos, medicamentos y productos patentados, incluso en algunos productos de limpieza. La UE lo prohibió efectivamente en 2012 (como parte de la lista REACH) pero, como sabemos, se tarda muchos años en dejar de utilizar un producto de esta naturaleza, ya que es un componente en la fabricación de muchos productos manufacturados diferentes, incluso una vacuna contra la gripe. La realidad es que, en el caso de los medicamentos, cada proceso de fabricación de cada producto tendrá que probarse y ensayarse con un sustituto adecuado del Triton X-100 antes de que pueda volver a certificarse, lo que puede llevar algunos años. El resultado es que el Tritón X-100 sigue estando autorizado para la fabricación de algunos productos tradicionales, aunque bajo normas muy estrictas en términos de niveles de efluentes, algo que las empresas farmacéuticas tienen que vigilar de cerca.